La herencia histórica que han dejado nuestros
antepasados, corresponde a ese aprecio y apego por dejar sembrado la semilla de
una nueva sociedad, capaz de cosechar cual sueño quisiera alcanzar, uno de los
grandes sueños de la sociedad Santacrucense de mediados del siglo XX fue la
construcción del templo Nuestra Señora del Carmen, esta obra arquitectónica de
belleza única y de estilo sin igual, hoy día es patrimonio monumental en Venezuela. Se distingue por su gran torre, considerada
por su majestuosidad, estilo y altura una de las tres mas altas en Venezuela.
A comienzos de los años veinte, las autoridades
eclesiásticas motivan a los pobladores y las autoridades parroquiales en la
construcción de un nuevo templo, este se ubicaría en la parte alta de la Plaza Bolívar de del
poblado. Ya capitalizado este sueño, el
06 de enero de 1922, es colocada la primera piedra por el presbítero Luís Apolinar Granados, hecho que
lo hizo meritorio por se un luchador inalcanzable en beneficio de la sociedad
santacrucense.
Esta imponente
construcción, considerada símbolo y
legado histórico patrimonial de la ciudad, contó con la ayuda y participación de técnicos
de altura; lo mejor que pudo conseguir en la región y algunos venidos de extranjero,
como lo fue el Ingeniero, diseñador y Arquitecto Luigi Bosetti de origen italiano, el maestro Encarnación Roa en la dirección de la mano de obra,
ayudando en la carpintería y ebanistería, los maestros Don Pompilio Rujano, Don Vicente Ramírez y
Don Pedro Morales.
Los trabajos iniciaron en la parte posterior de la
antigua y vieja iglesia, ya que se comenzó desde el presbiterio de atrás hacia
adelante, en la que la intervención de los feligreses como coayudantes, fue
evidente y necesaria con la bendición de la Providencia Divina.
En efecto, la parroquia Mora contaba con algunas haciendas en la que existían
hornos para la elaboración de la cal y otros para la elaboración de ladrillos y
tejas. De modo que, para la construcción de las estructuras del nuevo templo,
solamente se usaron como materiales foráneos el cemento y la cabilla, pues la
cal, los ladrillos y las tejas aquí se producían y en su mayoría fueron
aportados en forma gratuita.
No es casual que
este desarrollo económico y poblacional constituyó un factor predominante en su
historia y parte de ello tiene su explicación y fundamento en la explotación
del cultivo del café. La formación de “Grandes Unidades de Producción” y la atracción a ellas de oriundos e
inmigrantes europeo en especial italianos, favoreció en el incremento de siembra del cultivo del café,
estableciéndolo como principal soporte económico durante tiempos
significativos.
Y iniciado el año 1929, la construcciones estaban ya
bastante adelantadas, ya se tenia gran parte de la sólidas bases de este templo
de la “Virgen del Carmen”, aunque en ese mismo año la crisis económica a nivel
mundial, reduce la colaboración gubernamental y para los años 30, fue
difícil recaudar un aporte, y ese de la
mano de ese pueblo generoso que hizo posible la continuación de majestuosa
obra. Durante 27 años algunas familias se comprometieron a suministrar la
alimentación al personal operante en la construcción, quienes se turnaban cada
semana trabajando un día gratis.
De 1932
a 1933 fueron periodos de preocupación: la crisis afectó
el la economía del pueblo y a su vez trabajo, por ende la ayuda para
continuar con la construcción del templo fue menguada. En 1937 subió el precio del
café, lo que ocasionó la animación del Padre Granados y permitió que se
concluyera el presbiterio. Además el
pintor Marcos León Mariño, concibió y ejecutó el gran mural en el
que plasmó “la entrega
por parte de la virgen del
Carmen, de su escapulario a San Simón Stock”.
La vida continúa, el tiempo transcurre, y en el nuevo
templo, la colocación de ladrillo sobre ladrillo ya va dando su impresión de
majestuosidad. Durante esa misma década de los años 30, pasaron por Santa Cruz
de Mora, Tenientes- Curas, Neo Sacerdotes: José
Humberto Quintero; Rafael Pulido Méndez, Humberto Contreras, Antonio Ignacio
Camargo; Rafael Chacin, actuaron como colaboradores del Padre Luís Apolinar Granados. Estando a
la cabeza del arzobispado José
Humberto Quintero quien
fue para este pueblo de mucha honra por ser el Primer Cardenal de Venezuela.
Entre 1935 y 1940, fue notable de la recuperación económica
de los caficultores de Santa Cruz de Mora, la construcción del templo adquirió
un nuevo impulso, lo propio sucedió con la dotación de imágenes adquiridas por
el Reverendo Padre Luís
Apolinar Granados.
El cultivo del café sentó las bases para
la consolidación de esta parroquia, desarrollados alrededor de las “Grandes
Haciendas”, aumentando así; la ocupación demográfica de la zona[1].
Así que, el cultivo del café sirvió como elemento cohesionador para el
establecimiento definitivo de la población en las áreas rurales, prueba de ello
son las mas de 20 aldeas existentes en el municipio que están ligadas a grandes
haciendas.
A principio de la década de los 40, se deteriora la
salud del Padre Luís
Apolinar Granados y
fue trasladado a Maracaibo en busca de tratamiento médico más intenso, allá lo
sorprendió la muerte el 12 de diciembre de 1941. Fueron paralizados los
trabajos del templo, sólo faltaba el frontis en la fachada provisional
únicamente había una puerta de acceso, faltaba también la torre y la decoración
interna, en cuanto a pintura excluido el presbiterio.
En 1942 llega como sucesor del Padre Luís Apolinar Granados, el Presbítero Humberto Corredor Tancredi continuó
los trabajos, en contacto con las fuerzas vivas de la población. Así fue
madurando la idea de continuar con el frontis del templo, y más adelante la
construcción de la ya famosa torre. Durante 7 años consecutivos, Corredor Tancredi logró terminar el
frontis, colocándole puertas y elevar la torre con cimientos profundos, fueron
cambiados los techos, construidos los pisos de granito en las 3 naves y los
pisos de 6 capillas de las naves laterales fueron ejecutadas como resultado de
la colecta pública. Para darle mejor aspecto visual fueron se instalan 7
vitrales del presbiterio, importados de Europa donados por la familia
Paparoni, quien lo entregó a nombre de cada uno de sus siete hijos. El
vitral de de la Coromoto
instalado en el frontis fue adquirido mediante contribución colectiva. Ese
mismo año llegó de Italia para instalar en ella el reloj donado por la familia
Paparoni.
Fue pintado por primera vez el templo. Concluida la
pintura, el Padre Humberto Corredor Tancredi luego de 17 años fue cambiado.
Posteriormente, llegó el Padre Alarcón, quien en 1964 realizó el Coro, su
estadía fue breve, igual el Padre Durán así como el Padre José (pepe). Durante
su administración fue pintando el templo y logró instalar un muy buen sonido.
Su sucesor el Padre Enrique Moreno tuvo 14 años de fructífera labor, en
la cual fue pintada el templo dos veces y fue aumentando el número de escaños,
adquirió el actual Sagrario dorado. Por su parte, Alfredo
Torres tuvo 10 años en esta parroquia cumpliendo su labor sacerdotal junto
con el Padre Olivo y la colaboración
de la feligresía, reconstruyeron los altares principales, luego el Mayor, el
altar que sirve de trono a la
Patrona y el que sirve de sede al sagrario, fue pintado el
templo en sus paredes internas y externas.
La sucesión continuó, en esta oportunidad la parroquia
contó con la asistencia del presbítero Javier Melán, este en su estadía realizo algunos trabajos y
modificación en la nave central. Le siguieron los presbíteros Petronio Carrero, José Gregorio León,
Francisco Chacón, Javier Muñoz, Jesús Quintero hasta la llegada del los sacerdotes Giovanni Escalona, Amilcar Lobo, Jhon Emir Dugarte Edicson Montilla y Alexander Rivera, jóvenes y entusiastas
con grandes ambiciones, quien de la mano con el pueblo de manera organizada,
lograron la readecuación de parte del templo.
Autor:
Licdo. Jesús Eduardo Otálvares Ontiveros
Historiador Municipal.
Fuente para la Investigación:
- LUIS PAPARONI. “Iglesia del Carmen de Santa Cruz de Mora y su valiosa pintura mural del clásico artista Marcos León Mariño”. Santa Cruz de Mora. 1995.
- PEDRO CUNILL GRAU. Geografía del Poblamiento venezolano en el siglo XIX. Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, 1987, (tomo 1).
[1] Pedro Cunill Grau: Geografía del
Poblamiento venezolano en el siglo XIX. Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, 1987, (tomo
1). p. 89.
No hay comentarios:
Publicar un comentario